mayo 30, 2003

una sonrisa más, la hube de observar toda la tarde,
la silenciosa complejidad de la piel mate,
un labio carnoso, el otro no, aunque la diferencia cueste.
el rodeo apareatorio o el trajin normal de una oficina chica
produce la estela que huelo con ojos chiquitos y frente lisa
se resiente mi pecho y me mareo,
y planeo unos segundos eternos, complicadísimos.
mi brazo extendido no la alcanza,
dejó los mates y apagó la máquina.
ya no está, va de negro, lleva el pelo atado. sonríe.
Un tema de uñas largas con Catherine al frente de las tropas aqueas, con su escudo tallado de sparks, conduciendo con la melena abofeteada por el viento, catherine wheel... el tiempo se hace resistencia mientras descarto pensamientos paranoicos con fruncido esfuerzo. Continúan la manchita de nicotina sobre el dedo y las devoluciones al video club. Mi preocupación es característica, todos estamos satisfechos con eso, incluso Earl, que madrugará mañana para ponerse melancólico sobre el piano a construir un nuevo puente, botella de vodka martins de por medio. Es lo que hacemos todos, compremeternos de a ratos para tener la posibilidad de abandonar y fabricar culpa, mas culpa...

mayo 27, 2003

Caminos hechos de sobras caninas, reptiles retos; un ave desnutrida se esfuerza en sobrevolar todo este escenario absurdo que en otra oportunidad he de ponerme a remendar. Estoy solo dentro de un silencio irrespetuoso, esperando que la vida llegue, que el azar se compadezca de mi ánimo o que la marea arrime restos de seres prehistóricos y latas de conservas. Hurgo infantilmente los bolsillos del jean y doy con un frasquito con esmalte para uñas color negro. Voy a poner un caraoke y darle repeat a beautiful people.

mayo 25, 2003

Despierto después del mediodía porque ya la columna me causa importante dolor aunque esté acostado, aunque cambie de posición: estoy en la cama hace demasiado tiempo. Si no tengo cuidado tropezaré con algunos de los libros que usé anoche para hacer a un lado una incisiva realidad. Estoy incómodo en esta casa, no encuentro mi lugar, lo he perdido durante algún año anterior mientras fumaba a escondidas en el balcón. Presiento que para poder calmarme, en cierta medida, lo que me falta es la contemplación de su reposo. En el baño, enfrentado al espejo, encuentro mi cara desproporcionada, y veo algunas canas pero no encuentro arrugas. Sonrío sin sentimiento para crear algunas y paso mis dedos por los angostos surcos, tratando de no hacerme cosquillas. El día empezó acojedor –pienso-, la mañana está buenísima (por la pequeña ventana veo un sol amoroso). Son las 4 de la tarde de un domingo que oscurece tan de prisa que no recuerdo si me dio tiempo a desayunar, almozar o merendar, o de última a cepillarme los dientes antes de cenar.

mayo 24, 2003

Llego a casa, no lo suficientemente ebrio, le doy a la cerradura de una. Determinado hacia la heladera a buscar agua, después a encender la máquina, a escribirle un mail, a aprovechar mi patética desinibición. Estas cosas no me satisfacen, no completan mi día de forma perfecta: el círculo no cierra. Saqueo el atado de cigarrillos de mi viejo, observo atontado mi rostro en el espejo: más de lo mismo. Hay un sol, está por aparecer, pero no me alegra.

mayo 23, 2003

claro! me gusta Truman Capote
La tierra húmeda, los dedos de mis pies instigando profundos charcos, grandilocuentes afroditas incrustándose en mi pecho. Un mimo asiático saborea un helado de vainilla, creo, o puede ser de de fresa, da igual... Comprendo ahora que no soy un invitado más, que la fiesta gira desdeñosamente alrededor mío. Que las rubias de tacos altos sonríen falsas como políticos y sus copas están llenas de agua mineral. Que el tipo de negro no es un esquimal, como no sé quién me ha dicho, sino un sacerdote bendiciendo tragos, panteras, homofóbicos y prostitutas rusas, las más amables de todas. En éstas, se me acerca un pequeño hombre azul y me ofrece un valium mientras habla por su celular y me doy cuenta en seguida: me encanta la gente que habla todo el tiempo de pastillas.

mayo 22, 2003

"Después, todo cambió. La niñez fue derrumbándose a mi alrededor. Mis padres comenzaron a mirarme un poco desconsertados. Mis hermanas me resultaban muy extrañas. Un vago desengaño deformaba y desteñía los sentimientos y las alegrías a que estaba acostumbrado. El jardín ya no tenía perfume, el bosque no me atraía; el mundo a mi alrededor parecía un saldo de cosas viejas, gris y sin atractivos; los libros eran papel y la música ruido. Así van cayendo las hojas de un árbol otoñal, sin que él lo sienta; la lluvia, el sol o el frío resbalan por su tronco. Mientras la vida se retira lentamente a lo más mínimo y lo más recóndito. El árbol no muere, espera."

mayo 21, 2003

Insuficiente correspondencia. Me corresponden chicles globos sin azucar; me detengo ante ella y grito mi dolor, escupo mi ira, sangro esta frustración a chorros. O quedo aquí, distante y abandonado, traicionándome a mi mismo, intentando ser Abel, Mar, sin creérmelo. Quedo solo recibiendo sus mensajes instantáneos, padeciendo su búsqueda permanente, sin que me afecte su cariño, sin que me toque su amor.
Especulación, tribialidades, fantasmas, situaciones que me arrastran y son fuerza mayor, límites que no son tales, estrategias absurdas, y poca sal. La sal de la vida.. (2, si)

mayo 20, 2003


Queda lejos la vía del tren. Hay una congestión de autos en la intersección de las calles Augusto y Freda. El viento pasa de largo a refugiarse en alguna cueva del norte y nosotros aparentamos serenidad mientras bebemos unos daikirys bien aguados.
-Promontorio, lo viste?
-no sé, qué es eso?
-un juego de mesa
-no lo conozco
-en serio?
-ahá
Y así va todo, inclinándose para la derecha, volviéndose puto, antes amanerado. La fila interminable de coches nos tiene sin cuidado porque sabemos que antes de que acabe nos habremos acostumbrado a ella. Sin embargo, Silvina canta sobre el piano (lo que quiere decir sobre, y no sentada en el banquillo del) una canción de grupo trinidad, a la que con diego hemos dado en llamar “la canción de la puta esa”. Un tipo algo largo y sin la barba afeitada cuenta un chiste acerca de unos judíos negros del sur de Alabama y mi caótica risa hace estragos sobre mi trago y tengo que volverla a llenar. Quiero dispararme entre las piernas. De repente, algo brilla dentro de la casa y todos quedamos anonadados. El destello deserta de inmediato y deja en evidencia a una chica de unos doce años que se jacta de haber sacado una foto, y salta y grita e insulta algo que su tío patovica le ha enseñado. Un minuto de silencio se impone y flamea sobre el jardín en donde estamos, el viento ya nos ha eludido ingeniosamente, el disco de ramones pasa del track 3 al track 4 y entonces, solamente entonces, la terca frivolidad retoma su discurso y el espíritu fashion vuelve; la fiesta se anima nuevamente.

Quisiera ser otro, pero solamente después de haber fracasado en ser mí mismo.

mayo 19, 2003

te acordás cuando venía el gordo verardi, la panza le hacía ruido, nosotros no escuchábamos, gracias a dios sonaba kurt cobain de fondo, nos saludaba y decía: ¿qué hacen, putos? Parecía un sonajero el gordo...
Y si parás con todo el tema de la música? No te parece?
Bajo la cabeza, la dejo colgando un tiempo cortito, pienso en magdalena, en sus botitas de plástico amarillo los días de lluvia. No pienso en contestarle, nunca pienso en contestarle a fede, siempre es mejor no responderle así sin casco.
No piensen que tengo moto, ando en una bici que estacioné contra la pared que da al baño. Me estaba haciendo encima.
+
(tenía que postear algo positivo)
Extraviado en un caos atemporal, acurrucado en moldes en desuso, incapacitado hasta para ejercer un pragmatismo ausente y sintiendo latir un magnético abismo cerca, muy cerca. Ella no tiene ya nada que hacer acá y decide irse. Quedo por mi cuenta, lo que viene a ser muy poco; lo bueno se ha ido con ella, ya no volveré a sentir hasta mañana. Pido café, busco un cigarrillo, pongo un disco en donde sarah vaughan canta I fall in love, I fall in love... too soon...
your funny face, your little hands, are gone...

mayo 15, 2003

las 7
Ya. Ya. Ya me estoy yendo. Adónde? Ni la menor idea. Tengo archivados en la máquina un disco de Molotov que nunca bajaré, tengo temas de madonna y de cacho castaña. Soy una existencia rota, en definitiva, un granito de arena más. Descanso solamente si he puesto en práctica mi agrasividad, si he logrado infectar a alguien. Soy un viejo virus, ya no sirvo para nada.
F., una tortura:
"El conocimiento mata el obrar... es el conocimiento verdadero, es la mirada que ha penetrado en la horrenda verdad lo que pesa más que todos los motivos que incitan a obrar..."
Una interminable procesión de mentiras, de comuniones falsas, de intimidad fallida. Mi esfuerzo por solucionar estas cuestiones es mínimo, las esperanzas y augurios me causan muchísima gracia.

mayo 14, 2003

Bien entrado en años, con sorpresa inútil y sin boina en la cabeza, evitó el coche zigzagueante que se le venía encima a pura velocidad. Sintió el corazón desbordarse de violentos pálpitos, pero el coche siguió en busca de otras víctimas y solamente quedó la humedad goteando en su frente arrugada. Llegó a la vereda al fin y encendió un cigarro contemplativo. Las nubes reptaban los cielos vertiginosas, la vida había acelerado y ponía quinta, los semáforos habían dejado de funcionar.
Tengo la cara llena de moros. Mis ojos devuelven la mirada pero no iluminan. No existen mis uñas, mis articulaciones se oxidan, la mañana pasa inadvertida. A la hora del te enfrento la vida y pido un tostado sin nada de ketchup.

mayo 13, 2003

no hay caso: un estruendo doloroso estalla tipo siete. viene a aconsejarme sobre estímulos o viene a acobardarme, no lo entiedo..

mayo 08, 2003

para Telex: ¿y eso?
¿qué fue eso?
...y vengo del baño, común a todas las oficinas del edificio, y cuando me dispongo a mear veo en uno de los dos inodoros a un tipito con sus jeans arremangados en los pies intantando hacer caca. Puedo verlo por la puerta, que no cierra del todo, y el tipo sabe que yo entré, sabe que la puerta no cierra del todo. No hay caso: el tipo ya está en mitad del proceso de cagar y no puede volver atrás; le da vergüenza seguir haciendo fuerza ya que está la gran posibilidad de que un sonido espantoso llegue a mis oídos y lo delate (que delate qué, si ya lo ví: sé muy bien lo que está haciendo. hijo de mil putas). Yo quiero mear (me estoy meando encima) pero me es imposible quitar esa imagen de mi cabeza, la del tipito detrás mío que trata de discimular de inexistente manera que, efectivamente, está cagando. No puedo pensar en otra cosa. No me deja mear. No puede cagar. Ya fue, aguanto y vuelvo más tarde. Voy a mear con olor a mierda.

mayo 07, 2003

Everywhen, de 100th Window
Estelar mi atuendo punk, mis ojeras a tono, mi caminar distintivo haciendo furor entre los presidiarios ingenuos que surcan la peatonal. Mis mientes entre nuevas canciones de Radiohead y las caderas de maría Laura. Una circunferencia de hippies invoca a dioses griegos y la lluvia se demora. Voy hacia su casa determinado a coger.
Toco portero, ella baja y mientras encara la puerta se arremanga el buzo de mickey que ha comprado en su viaje de quince años, por lo que siento un ligero malestar estomacal. Corre la cerradura y saluda con un beso, sin dejar de lado un monólogo preexistente. Ya estamos en su casa, pido un trago y me dirijo hacia la habitación. Comienza a llover, el sonido de las gotas sobre el asfalto forma un eco en mi cabeza atormentándome, acrecentando mi angustia. Sorbo el trago que me ha dispensado desdeñosamente y me hecho en la cama gesticulando placer por todos lados. Vine para un toque y me voy, le digo sonriendo. Soy un cara de pija…
hace tiempo que no cito:
“Lo que sufre, lucha, se lacera, es siempre la única voluntad : ella es la contradicción perfecta como causa originaria de la existencia.
La individualización es pues resultado, y no causa, de la pasión.”

entre viejos papeles encontré esto. vino con un interrogante adjunto: "esto lo escribí yo?"

Hace un rato me levanté de la cama (por tercera vez en el día) y volví a comprender porqué estoy mejor dentro de ella que fuera caminando o tratando de caminar. Me pesan las piernas de una manera espantosa, casi antigravitante. Tan sólo pude hacer dos pasos en dirección a la heladera, que de pronto me pareció un refrigerador. Un cambio de identidades tan bizarro no pude soportar, de manera que cargué mis atolondrados miembros y los dejé caer nuevamente en cama. Me cubrí por completo con tres cobijas diferentes sin detenerme a apreciar los treinta grados de temperatura que se colaban en mi departamento a través de la implosiva humedad que empapaba las paredes. Comencé a reflexionar sobre todo tipo de cosas inútiles: la calidad de vida vietnamita, la importancia de los alimentos no perecederos, la esencia del alma canina, tal vez la bisexualidad del pato Lucas… Pude mantener la calma al menos unas dos horas más y luego mi sistema nervioso literalmente estalló. Creo que, al principio al menos, solo gemía delicadamente y mi conciencia me parecía un látigo, un elemento de flagelación asombrosamente eficaz. Pero después la situación se hizo de tal manera intolerable que decidí rendirme mientras aún tenía la posibilidad y dejarme caer en un mar onírico de mareas púrpuras, en donde de a ratos veía reflejada una sonrisa que era sin dudas la mía, pero que no me pertenecía en absoluto. Cinco amigos de otros tiempos reían reflejados junto a mí, y me palmeaban en el hombro y hacían chistes de programas viejos de televisión. Creo que podía sentir como una espesa baba me recorría la mandíbula allá arriba, aunque no estoy muy seguro. Bajo el inabarcable océano o sobre su superficie a veces, mis articulaciones me parecieron delgadas e interminables, se me hacía ridículo tratar de dominarlas. Aunque puedo afirmar con certeza, sin lugar a dudas, que el reflejo de la sonrisa se tornó irónica cuando, desde algún rincón del tiempo, desde algún cielo inexistente, creí escuchar a Robert Plant cantar Stairway to heaven. No puedo decir mucho más que esto. Lo que me falta describir me pareció desierto, una nada circunferente, una vana nuladidad, lo que suele dejar a su paso la devastación. El sonido de la guitarra se resintió y se volvió más insistente, menos melancólico, más atormentante. Mi respiración era más trabajosa y menos idílica cuando el chillido de la guitarra me pareció el sonido del timbre que no cesaba. Era otra vez mi departamento y una vez más era de noche. Ale seguiría insistiendo con el timbre pero yo no llegaría al tubo, al menos no esa noche.

mayo 06, 2003

lo tengo que postear:
están a punto de allanar mi casa. han hecho la denuncia en la comisaría más cercana. al parecer mi hermano anda disparando contra el minimarket de los coreanos, desde un octavo piso, mientras juega de wing izquierdo en cancha de Los Andes, en Alcorta.
así cualquiera hace cornuda a su mujer!
es cierto
no hay virtud más esquiva a mi espíritu que la precisión.
hay una parte de esa mañana que me gusta recordar: salgo de la ducha envuelto en una nube de vapor, la mañana a pleno se entromete elegante en el living y ella, improvisada bacante, baila un tema carioca, que bajo otra circunstancia cualquiera me enpecinaría yo en detestar.
la sonrisa que destroza mi rostro no me preocupa, me facilita el hecho de existir.