julio 20, 2004

Cada vez se me hace más complicado disfrutar de algo en su totalidad. Tanto como dejar de lado la inercia y desenvolverme. Estoy sumergido y mi cuerpo aferrado a una pesada roca a través de una cuerda. Apenas me queda algo de oxígeno, es sólo un resto necesario para sobrevivir. Día tras día comprendo que nada es determinante, y que todas las decisiones conducen a distintos caminos, que cada cosa tiene su propia identidad, y que razonamos estúpidamente basándonos en estadísticas y probabilidades. Entonces me queda muy poco, porque está omnipresente mi condicionamiento moral, no hay que olvidar tal don de dios. Me queda aceptar, ironizar y buscar, seguir buscando.
Demasiadas garantías, oh dios. Demasiadas garantías para la constitución.