julio 10, 2003

Estoy despachando unas adolescentes vestidas de mimo porque ya no me sirven para nada, y en eso se presenta una mujer de unos treinta años, con pinta de actriz porno. Sus tetas no pueden ser naturales. Estamos en la puerta de la oficina de nuestra agencia de publicidad.
Hola, cómo te va, le digo. La miro atentamente.
Hola. Esto es la agencia Sider Dreams, no?
Ahá, te conozco?
Yo soy la enternecedora.
Claro. Y a eso te dedicás?
Tengo varios títulos, pero por el momento solamente pretendo enternecer las cosas a mi alrededor.
Bien. Me podés dejar un currículum?
Seguro. Y me tiende uno del grosor de un manual de computación último modelo.
Buenísmo. Bueno, te llamamos cualquier cosa...
Ustedes se comunican conmigo entonces?
En uno de estos días. La cosa por acá está bastante áspera.