El loco de thelonious frente al espejo, delirado por la mañana de sol blanco, con una hoja de afeitar en mano y espuma por toda la cara y sus ojos adiestrándolo todo. -Como te decía antes, es absurdo despertarse tan temprano, no hay nada que hacer. Toda esta gente que vemos por la ventana con sus nudos de corbata bien ajustados, depositando sus papelitos en los cestos de basura reglamentarios. Nadie entiende lo que es el jazz; ya verás, te lo enseñaré todo-, a lo que yo escuchaba desplegando las orejas como burro, sorbiendo grandes tragos de café, intentando no dejar escapar ni un mú. La voz disparatada del maestro me llegaba desde el baño mientras un sofá polvoriento (único elemento utilitario de la casa, además de la cama) me tragaba y me chupaba hacia la nada sin que me diera cuenta en absoluto, tan absorto yo en la dialéctica nocturna de dios.
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