Anoche, entre la niebla absurda que poblaba mi habitación, soñé con un cato que mataba a alguien (ni idea quién), lo comía al plato y cuchillo y tenedor, y terminaba limpiándose con una flamante servilleta blanco ala. Cato, ala, plato y cuchillo y tenedor. Soñé con la confusa expresión del hambre, la famélica familia americana y sus gatos prodigios. A clave de niebla, a saber.
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