septiembre 11, 2006

Anoche, en el Mozarteum, viendo a Rutkauskas. En la platea, mi campo de visión interferido constantemente por el histeriqueo de una pareja gay, a mi gusto sobreperfumada. Pero Rutkauskas. Volvía una y otra vez abrochando y desabrochando el tercer botón de su saco. Una expresión tímida y un andar torpe, poco intimidatorio. Sin embargo

el segundo movimiento de la appassionata y mis puntos suspensivos abandonados al fulgor del martilleo maestro.