marzo 12, 2004

No hay nada más doloroso que escuchar por primera vez un disco de Frusciante. Algo que se parece a la escarcha inunda toda incertidumbre y me convierte en este individuo temeroso. Latente y duro, temiendo lo peor. Y de repente ahí está, otra vez, esa cosa. Qué mierda es esto? Y se lo adjudico todo a la abstinencia de drogas.
Dentro de una semana estaré escuchando el disco con una frecuencia de cuatro veces por día.