Mi ojo izquierdo derrapado, osco, obliscerante. Detrás un perfecto cerebelo punto inglés, por cierto algo cochino. Y de entre acto una chica que es mi cuento más triste, que se desplaza a ras del suelo como un ovni, sugiriéndome hechos puntuales que no vienen al caso, porque más bien empezar por tratar de alcanzar o ni siquiera, es decir... para qué... Antes de eso ella me oscila en clara presunción histérica del modo michael jackson. ¿Quién me defiende? Mi cara es un peldaño hundido. Todas las moscas en mis pies. El letrero anuncia "Extraño" y el neón convierte mi frente en una paleta metálica de tipo...
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