enero 23, 2006

tengo que sostener el desatendido curso del tiempo. Saber que hacer. Detenerme bien, hacer hoyo, ante un par de tetas humedas dios, ogro, sin panza. Saber que hacer, demorarme satisfecho con la parcial estación de humor ficticio, oriundo de pastos altos y frescos como los de San Nicolás, prado de la nuit, prado de cebo. Aunque quizá, si, los vientos elípticos me traigan el prodigio: lo quiero. Quizá los vientos elípticos me acerquen el prodigio, me unten cristal y vean más allá, sobre los frescos y altos pastos de mi infancia que no fue tal, que no es tal cosa, que los vientos confrontan como las historias y como los humores; como sería si no hubiera pasado aquella cosa, aquel salto hacia no recuerdo, hacia más allá, probablemente algún lado desprovisto de aciertos / vasto de caos yo tendido en la orilla, en el borde, justo a tiempo, indeciso, justo a tiempo...
Comprendo de todo un poco aunque muy poco y de todas maneras sé que la gente que conoce desea dormir. La gente que comprende cómo son las cosas...
-Te pedí una sola coca.
Una señora gorda podría ser ordeñada sin embargo / Ordena el mostrador y aprendí el significado de la palabra enjuta.