diciembre 27, 2004

Completamente quemado, como diría Charlie Brown, liquidado, pasado, no more fucking around. No more fucking around and give me a pencil.

Dos sueños:

En Trasnoche le digo a Pappo que sus ojeras sirven, solamente eso, "sirven", y cuando su cara morada es prioritaria en mi galería de imágenes pienso que es solo una palabra. Pappo me dice "andá a lavarte el orto a la concha de tu hermana" y yo digo "muy bien" y el dice "puto". Pappo se va encendido en un atado de Camel con su chaqueta negra.

En la ruta desprovisto de todo dentro de mi coche viendo cómo el guardabarros chupa la linea entrecortada que divide los carriles. A ambos lados el desierto y la luz y el viento y el espacio y el sol bajando tan despacio como si fuera papel. Paso a quinta, apago la radio y me quito la camisa. Tengo una cicatriz en la frente y si preguntan por ahora mi nombre es Romero.

diciembre 21, 2004

Bueno, digamos que estaba buscando boludeces para ilustrar en radio, y esto también es parte mía.

Fernando Silva dirige el hospital de niños en Managua.
En vísperas de Navidad, se quedó trabajando hasta muy tarde. Ya estaban sonando los cohetes, y empezaban los fuegos artificiales a iluminar el cielo, cuando Fernando decidió marcharse. En su casa lo esperaban para festejar.
Hizo una última recorrida por las salas, viendo si todo queda en orden, y en eso estaba cuando sintió que unos pasos lo seguían. Unos pasos de algodón; se volvió y descubrió que uno de los enfermitos le andaba atrás. En la penumbra lo reconoció. Era un niño que estaba solo. Fernando reconoció su cara ya marcada por la muerte y esos ojos que pedían disculpas o quizá pedían permiso.
Fernando se acercó y el niño lo rozó con la mano:
-Decile a... -susurró el niño-
Decile a alguien, que yo estoy aquí.