octubre 02, 2006

Por qué leo as.com

"Agüero, delante de Casillas. Nadie alrededor. Dos minutos para el final. Ahí se detiene el tiempo. El chico levanta los ojos y se sopla el flequillo. Inmutable. Frente a él, un harén en modo autoservicio. Entre los cientos de sugerentes posibilidades que se le ofrecen (colocar, romper, e incluso, si es un sádico, regatear), el muchacho, víctima de su genialidad, elige la más insólita: vaselina displicente, palanca desmayada. Y el balón que toma vuelo y no baja nunca, porque los cueros ya no son de vaca, sino de poliuretano. Suspiró tanto el Bernabéu, que se levantó viento. Y el joven regresó sobre sus pasos, lamentándose, pero tampoco mucho, porque el talento en lingotes se guarda en neveras que te dejan frío. Allá él. Se quedó sin nuestro ocurrente titular: "Kun laude". Es cierto, no se pierde chispa con los años."