A veces me preparo para salir y estoy ileso. El olor a abundante comida casera colándose por las ventanas mientras escucho algún disco de Massive Attack. Oyendo diálogos fragmentados de conversaciones banales ocurridas años atrás. Sintiendo opresivamente la nostalgia clásica de saber que ya la noche no es lo que era antes, porque las chicas actúan precavidas y la ingenuidad es un factor menos probable. Ya no me afeito, ni me cambio, ni uso desodorante, ni compro ropa y el entusiasmo es algo vago que me hace recordar que lo único que querré dentro de un par de horas es volver a dormir con ella.
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