enero 16, 2003

Nuestros temores sexuales, nuestros constantes sentimientos de culpa, nuestra angustia punzante y nuestra rabia, lo que acarrea aún más rabia. Todo parece irse alguna noche de verano, o algún atardecer en la pileta verde escuchando Chilli Pepers. Pero es un boomerang, no un pack sentimental abrumador. O, en su defecto, es ambas cosas.